Durante las últimas tres décadas, la emblemática ciudad de Venecia ha padecido las consecuencias del sobreturismo. Con un flujo anual de 30 millones de visitantes, la ciudad se ve abrumada en comparación con sus 50.000 residentes permanentes, siendo que más de dos tercios de estos turistas sólo la visitan por un día.
Ante esta situación, las autoridades municipales han tomado una decisión sin precedentes: este mes, anunciaron que se cobrará una tarifa de entrada de 5 euros a los turistas. Con esto, Venecia se posiciona como la primera ciudad en el mundo en imponer un cargo de entrada a sus calles y canales.
¿Cuando incia el periodo de prueba y cuales son las fechas?
Seleccionarán 30 fechas, a partir de la primavera de 2024, para aplicar la entrada.
Aún no se han anunciado, pero coincidirán con los períodos pico de turismo para disuadir a la gente de venir durante los días particularmente llenos.
¿Quiénes ingresan en este periodo de prueba?
Se aplicará a los visitantes que vengan a Venecia durante el día y sólo afectará al centro histórico de la ciudad (excluyendo islas cercanas como Murano).
Según una lista de reglas publicada por el gobierno local, las categorías exentas incluyen visitantes que pasan la noche, residentes de Venecia y de la región del Véneto en general, familiares de residentes locales, personas que vienen por motivos de trabajo o voluntariado, estudiantes matriculados en las universidades de Venecia, atletas que visitan Venecia para eventos deportivos y menores de 14 años.
¿Cómo funciona esta disposición?
Los visitantes deberán registrarse en una web que se lanzará próximamente y pagar la tarifa de 5 euros.
El portal generará un código QR descargable que certificará que se ha pagado la entrada y será aplicado por las autoridades locales que controlarán aleatoriamente a las personas y les pedirán que muestren el código.
Si las autoridades detienen un turista que no tiene el código, puede pagar en el acto.
Incluso las personas que están exentas de pagar, como los residentes de la región del Véneto, deberán registrarse.
De esa manera, dice Venturini, las autoridades podrán tener una mejor idea de cuántas personas vienen en un día determinado y ajustar servicios -como la eliminación de residuos- en consecuencia.
Durante el primer año, los fondos recaudados se utilizarán para financiar el sistema informático y las comprobaciones de códigos QR por parte de las autoridades locales.
«Nuestro principal objetivo por ahora es crear un sistema de reservas y un conjunto de incentivos para disuadir a la gente de venir en los días pico«, dijo Venturini.
¿Por qué es sólo para turistas?
Los turistas de un solo día representan dos tercios de todos los visitantes y se componen en su mayoría de grandes grupos, pasajeros de cruceros y personas que llegan de la región circundante de Veneteo.
Según Davide Bertocchi, profesor de geografía del turismo en la Universidad de Udine, los excursionistas no tienen mucho valor económico para Venecia, pero ejercen una presión significativa sobre su infraestructura.
Como explicó Bertocchi, estos grandes grupos suelen seguir un itinerario estándar de tres a cuatro horas centrado en lugares emblemáticos como la plaza de San Marcos y el puente de Rialto, creando una congestión insostenible en las pequeñas calles y puentes de 1.000 años de antigüedad.
La mayoría de las veces, no gastan dinero en visitar iglesias o museos, ni en comprar o comer en establecimientos de propiedad local.
Por el contrario, los visitantes que pasan la noche gastan más dinero en alojamiento y comidas.
Además, ya están sujetos al impuesto turístico de Venecia, una tarifa que se paga directamente a su alojamiento y que se utiliza para financiar el mantenimiento del servicio turístico de Venecia y la preservación de su patrimonio cultural.
¿Por qué no ponen un límite de turistas?
En otros destinos afectados por el exceso de turismo como Machu Picchu o la Antártida han puesto un límite diario al número de personas a las que se les permite venir en solo un día.
Sin embargo, Venecia, como explicó Venturini, es una ciudad y no un lugar turístico y poner un límite a los visitantes iría en contra del derecho constitucional de libre circulación de Italia.