Hasta la fecha, se han registrado 2.880 alertas de incendios a nivel nacional, de las cuales más del 70 % han ocurrido en la Amazonía peruana, una región crítica para la biodiversidad y el equilibrio ecológico global. Estas cifras alarmantes fueron reveladas por el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor).
El análisis detallado de estas cifras muestra que la mayoría de los incendios se han concentrado en las regiones amazónicas, afectando especialmente a los departamentos de Ucayali, Loreto, Huánuco y Madre de Dios.
Este aumento significativo de los incendios en la Amazonía, según Romina Liza Contreras, especialista en monitoreo de incendios forestales del Serfor, se debe en gran medida al incremento de quemas con finos agrícolas ya los efectos exacerbados del cambio climático.
Estos factores han contribuido a un incremento del 111.6 % en las alertas de incendios en comparación con el año anterior, lo que pone de aliviar la necesidad de medidas urgentes de preventivas y de concienciación.
Además, la situación se agrava con la llegada del fenómeno de El Niño Global, que se espera influya severamente en la escalada de incendios forestales. Este fenómeno, caracterizado por altas temperaturas, ausencia de lluvias y vientos veloces, podría tener un impacto devastador en los ecosistemas ya vulnerables.
Frente a esta amenaza, Contreras enfatiza la importancia de la actuación de los gobiernos locales y regionales en la sensibilización de las comunidades y agricultores para evitar las quemas agrícolas y proteger los preciados bosques amazónicos.
Los incendios no solo representan una pérdida de valiosos ecosistemas forestales, sino que también afectan directamente a las comunidades nativas. Hasta la fecha, alrededor de 87 comunidades han sido afectadas, perdiendo no solo sus bosques, sino también los recursos vitales que estos proporcionan, como alimentos, medicamentos y servicios ecosistémicos esenciales.
La situación es un llamado urgente a la acción, no solo para salvar los bosques, sino también para proteger las vidas y el sustento de las comunidades que dependen de ellos.