La gestión de Arturo Fernández ha sido objeto de críticas severas, especialmente por la opinión de regidores como Luis Miguel González. Durante su mandato, Trujillo ha enfrentado serios problemas de corrupción y falta de acciones efectivas. González, quien inicialmente apoyó a Fernández, ahora lo califica como un gobierno lleno de insultos y desaciertos, destacando la incapacidad para resolver problemas básicos que afectan a la ciudad.
Fernández se enfrenta a tres pedidos de vacancia que han generado un clima de incertidumbre. Según la ley de municipalidades, la comisión de delitos dolosos puede llevar a la vacancia. El primero de estos pedidos fue presentado por Fernando Calderón, quien no aportó suficientes pruebas, mientras que otros ciudadanos han llevado sus denuncias al consejo municipal, lo que ha desencadenado un debate sobre la legalidad de su permanencia en el cargo.
Inseguridad y Comercio Informal en Trujillo
La inseguridad y el comercio informal son problemas destacados por el regidor González. La falta de un plan claro para gestionar el comercio ambulante ha llevado a que las calles de Trujillo estén saturadas de vendedores informales, creando desorden y conflictos. Además, la seguridad vial en la ciudad es una preocupación creciente, ya que los ciudadanos enfrentan constantes riesgos debido a la falta de regulación y orden en el tránsito.
Expectativas para el Futuro de la Alcaldía
La gestión de Mario Reyna, el actual alcalde, es vista con escepticismo por González, quien lo califica de «mediocre». La falta de acción en áreas críticas como la seguridad ciudadana y la gestión de residuos ha dejado a muchos trujillanos con dudas sobre el futuro de su administración. La situación de Fernández podría influir en la percepción de Reina y su capacidad para gobernar.