Han transcurrido 31 años desde la icónica captura de Abimael Guzmán, el cabecilla del grupo terrorista Sendero Luminoso. Después de 12 años de sembrar el miedo en el corazón del pueblo peruano, Guzmán fue detenido gracias al arduo trabajo de los agentes del Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) en una operación que llevó por nombre “Operación Victoria”. Sorprendentemente, el presidente de la época, Alberto Fujimori, se enteró del exitoso operativo horas después de efectuada la detención.
El nivel de meticulosidad de la “Operación Victoria” fue tal, que los agentes de GEIN se infiltraron en las cercanías de la guarida de Guzmán, disfrazados de mendigos, recogedores de basura e incluso como parejas de enamorados. Esta estrategia resultó ser sumamente efectiva, ya que no solo permitió la captura de Guzmán sino también la de la segunda al mando en Sendero Luminoso, Elena Iparraguirre.
Las repercusiones de este logro policial no se hicieron esperar. Al día siguiente de la detención, las casas de Perú ondearon con orgullo sus banderas rojas y blancas, simbolizando el alivio y la alegría de una nación que había vivido bajo la sombra del terror. Este aniversario sirve para recordar una etapa oscura en la historia peruana, marcada por decisiones nefastas de aquellos que buscaban el poder a cualquier costo.
