La ciudad de Trujillo fue testigo del último adiós de Mario Vargas Llosa en septiembre del 2022. El laureado escritor, Premio Nobel de Literatura en 2010, fue visto en Huanchaco, disfrutando del paisaje que también inspiró parte de su vasta obra. Su conexión con el norte del Perú trascendió lo literario, marcando sus últimos momentos en la tierra que lo vio nacer.
Nacido en 1936, Mario Vargas Llosa se consolidó como uno de los novelistas y ensayistas contemporáneos más importantes. Su prolífica obra incluyó novelas como La ciudad y los perros y Conversación en la Catedral, además de ensayos, obras de teatro y artículos periodísticos traducidos a múltiples idiomas. Su recepción del Premio Nobel enalteció la literatura peruana a nivel mundial.
Además de su destacada carrera literaria, Vargas Llosa incursionó en la política, postulando a la presidencia del Perú en 1990. Si bien no tuvo éxito en las urnas, su voz se mantuvo influyente en la vida política y social del Perú y América Latina. Su defensa de la libertad y la democracia fue un constante en su pensamiento y acción.
Reconciliación final: el deseo de ser enterrado en Perú
A pesar de su relación a veces tensa con el Perú, Mario Vargas Llosa siempre llevó a su país en sus entrañas, como expresó en su discurso del Nobel. En sus últimos años, y a pesar de su delicada salud, decidió regresar al Perú. Su deseo final fue ser enterrado en su patria, sellando así su vínculo inquebrantable con la tierra que inspiró gran parte de su obra.
