El sitio arqueológico Licapa II, situado en el valle de Chicama, región La Libertad, ha revelado evidencias significativas que podrían redefinir nuestra comprensión de la cultura Moche.
Desde el inicio de la fase actual de investigación el 1 de julio, el equipo del Programa Arqueológico Chicama (PRACH), liderado por el arqueólogo Henry Tantaleán, ha descubierto cerámicas de gran calidad que solo se conocían en contextos funerarios.
Estos hallazgos, junto con objetos de cobre y cuarzo, sugieren que estos artefactos formaban parte de la vida cotidiana de la élite mochica.
Un vistazo a la vida de la élite mochica
En una entrevista con un medio nacional, Tantaleán explicó que las cerámicas encontradas, pertenecientes a las fases 4 y 5 de desarrollo de la cultura Mochica, son muy elaboradas, representando figuras de sacerdotisas y orejeras con instrumentos.
Además, se hallaron restos de alimentos de alta calidad como carne de llama y peces, así como instrumentos musicales, indicando que estos objetos pertenecían a personajes de la élite mochica. Este hallazgo permite describir cómo vivían las diferentes clases sociales dentro de una sociedad estratificada y sugiere que la cerámica moche era parte de la vajilla diaria de la élite.
Licapa II: Un centro de poder y cultura
Licapa II, un sitio clave para la cultura Mochica, ha demostrado ser un lugar de importancia donde convergían pobladores de diversas regiones del norte del Perú. El sector donde residía la élite mochica estaba separado del resto por una gran muralla, y los hallazgos indican que fue habitado entre los años 680 y 850 d.C., contemporáneo con la cultura Wari.
El PRACH, financiado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y con apoyo de la University of South Florida, sigue aportando valiosas evidencias que permiten entender mejor la vida cotidiana de los mochicas, su organización social y sus prácticas culturales.