En los colegios, la detección de problemas de empatía, fracaso escolar y tardanzas constantes puede ser clave. Los padres deben observar signos como la aversión a la escuela y las disputas frecuentes entre estudiantes.
La ausencia de comunicación y orientación parental contribuye a la inestabilidad emocional de los jóvenes. La sobreprotección puede resultar en la falta de autonomía y responsabilidad.
La permisividad parental y la falta de normas conllevan a una inadaptación social. Los adolescentes, al no enfrentar consecuencias, pueden buscar gratificaciones instantáneas fuera de casa.
Promover la comunicación familiar y buscar orientación psicológica son pasos fundamentales. Talleres para padres y atención profesional pueden ayudar a abordar problemas emocionales y comportamentales.