En la ciudad de Trujillo, donde la seguridad pública domina la agenda diaria, una requisa en el penal El Milagro expuso nuevamente las tensiones entre el control estatal y la capacidad de organización interna de los reclusos. El operativo, ejecutado durante la madrugada, motivó la participación de varias instituciones y dejó en evidencia la magnitud de los elementos prohibidos que circulaban dentro del establecimiento penitenciario. La intervención se desarrolló bajo estrictas medidas de seguridad y marcó un nuevo capítulo en la lucha contra el crimen organizado desde los penales.
¿Qué objetos ilegales hallaron durante la requisa en El Milagro?
Los agentes incautaron drogas, armas punzocortantes y hasta un bate de béisbol, además de televisores y equipos de sonido prohibidos. También identificaron conexiones clandestinas que permitían a los internos mantener comunicación con el exterior. Las libretas con números telefónicos reforzaron la hipótesis de que desde las celdas se coordinaban actividades extorsivas.
¿Qué instituciones participaron en el operativo de madrugada?
El operativo contó con la presencia de agentes del INPE, efectivos de la Policía Nacional y miembros del Ejército, quienes ingresaron al penal bajo un despliegue coordinado. El ministro de Justicia, Walter Martínez, supervisó la intervención y afirmó que estos operativos serían periódicos para acabar con los privilegios ilícitos. La acción reforzó el compromiso gubernamental con el control penitenciario.
¿Cuánta droga incautaron en la intervención?
Las autoridades decomisaron cerca de tres kilos de droga, principalmente pasta básica de cocaína, lo que evidenció la presencia de redes internas de microcomercialización. Este hallazgo se sumó a los indicios de que los reclusos mantenían actividades ilícitas dentro del penal. La magnitud del decomiso subrayó la urgencia de fortalecer las medidas de control.
¿Qué medidas anunciaron las autoridades tras la requisa?
El presidente José Jerí llegó al penal para verificar lo incautado y afirmó que su gestión impulsó una política de orden en los establecimientos penitenciarios. Luego, en otra actividad pública, entregó armamento y equipos de comunicación a la Policía Nacional. El ministro del Interior también desarrolló una agenda en Trujillo para supervisar comisarías y fortalecer la lucha contra la delincuencia en la región.
