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Ayacucho: protestas contra ministro de Agricultura por frase minera

En Ayacucho, una nueva jornada de protestas reflejó el clima de tensión social que se vive en el país. La visita del ministro de Agricultura, Ángel Manero, al Centro Cultural local terminó en incidentes tras las críticas que generó su polémica frase sobre la minería. Decenas de ciudadanos expresaron su descontento lanzando objetos a los vehículos oficiales y exigiendo respeto al sector agrario. La Policía Nacional reforzó la seguridad para garantizar la salida del funcionario sin mayores daños.

¿Qué provocó el rechazo ciudadano?

El origen del malestar fue una declaración del ministro días antes, cuando afirmó que “la agricultura puede esperar, la minería no”. Estas palabras encendieron la indignación de comunidades campesinas y organizaciones sociales, especialmente en una región donde los conflictos socioambientales son parte de su historia reciente. Ayacucho, con su fuerte vínculo agrícola, vio en esas palabras una ofensa directa a su identidad y forma de vida.

¿Por qué la frase generó tanta polémica?

En un contexto donde la defensa del agua y de las tierras productivas sigue siendo prioridad, la frase fue interpretada como un menosprecio al trabajo rural. Diversos colectivos acusaron al ministro de favorecer a las empresas mineras y de no entender la realidad del campo peruano. La tensión entre los sectores agrícola y extractivo volvió a quedar expuesta ante la opinión pública.

¿Qué dijo el ministro tras la controversia?

Tras la ola de críticas, Ángel Manero intentó aclarar sus declaraciones, señalando que fueron sacadas de contexto y que la agricultura sigue siendo la prioridad del Gobierno. Aun así, sus palabras no lograron calmar los ánimos en Ayacucho, donde los manifestantes insistieron en que el Ejecutivo debe demostrar con hechos su compromiso con el agro.

¿Qué reflejan las protestas en Ayacucho?

El incidente mostró la persistente desconfianza entre el Estado y la ciudadanía. La tensión vivida durante la audiencia agraria dejó en evidencia que las brechas entre el discurso político y las demandas locales siguen abiertas. Los reclamos de los productores rurales apuntan a un mismo pedido: que se escuche y valore la voz del campo frente a los intereses mineros.